El 17 de marzo se aprobó en el Consejo de Ministros el nuevo Código Técnico de la Edificación. Lo que se pretende con este código es acercarse más a la normativa europea, ya que España es uno de los países más innovadores en materia de edificación.
Las líneas básicas que recoge van en tres direcciones: mejorar la calidad, la seguridad y la habitabilidad de los edificios y sus instalaciones en cuanto a sostenibilidad económica, energética y medioambiental.
Así, como ejemplos concretos de lo que establece el CTE, son las medidas para la disminución de patologías por la humedad debido al mal diseño de suelos, muros, fachadas y cubiertas, medidas para mejorar la calidad del aire interior estableciendo salidas de humos y gases o potenciando el uso racional de la energía obligando a incorporar criterios de eficiencia energética y el uso de energía solar, térmica o fotovoltaica en los nuevos edificios o en aquellos que se vayan a rehabilitar.
No obstante, esta normativa no va a cambiar mucho la situación actual, ya que muchas de las cosas que esta normativa considera obligatorias, ya se están haciendo en la práctica. El factor más innovador que recoge el CTE es lo relativo a las medidas ante un incendio.
Siempre que se establece un código de estas características, surge un problema de carácter económico. En este caso, al CTE se le augura un buen futuro, ya que adoptar estas medidas implicaría sólo un aumento del 2 por ciento del precio final.
Paralelamente a la aprobación del Código Técnico de la Edificación, se ha aprobado la constitución del Consejo para la Sostenibilidad, Innovación y Calidad de la Edificación, para controlar precisamente que se cumpla la aplicación del CTE.