El parque tecnológico se queda pequeño debido a que las empresas de Vigo son tan numerosas que hacen que el interés por el suelo sea muy importante.
La constatación del problema viene determinada por el encarecimiento hasta límites insospechados del precio del metro cuadrado en el parque, que ha roto previsiones y ha marcado diferencias tan sustanciales con zonas como la ribera portuguesa del Miño que han sido varias las empresas que han decidido cambiarse de orilla.